Resumen
En tiempos de pandemia, el huerto escolar, familiar y comunitario son formas muy útiles de ayudar a los niños a no perder el año escolar. Son también una respuesta a la inseguridad alimenticia y la falta de alimentos, hortalizas frescas en particular, a causa de problemas de confinamiento, distribucion y acceso a los mercados. Trabajar en el huerto ayuda también en mitigar problemas de salud mental en niños causados por la cuarentena y el confinamiento, la ruptura de rutina, angustia y el temor a quedar contagiado.
1. Introducción
Continuar con la educación de niños en tiempos de pandemia no es sencillo y es mucho más difícil en las zonas rurales. La suspensión de las clases y la incertidumbre ante el confinamiento abrió una grieta que los profesores y los padres de familia tratan de sortear con trabajo y compromiso. Rendirse no debe estar en sus planes. Así los maestros y alumnos cambiaron las aulas por la radio para que la educación no se detuviera. Pueden cambiarlo también por el huerto escolar, el huerto familiar y el huerto comunitario. Son formas de ayudar a los alumnos a no perder el año escolar por el Covid-19.
El huerto escolar es un instrumento valioso para el aprendizaje de materias curriculares en una forma de “aprender haciendo”. Con el huerto es posible continuar con la enseñanza de importantes materias curriculares y la educación ambiental en forma práctica. Mediante la preparación de material didáctico sencillo para su uso fuera del aula, sería posible continuar con el aprendizaje de las materias de una forma diferente pero práctica y activa.
Las medidas de bioseguridad como las restricciones en la movilidad están afectando también a las cadenas alimenticias, sobre todo por problemas de distribución de insumos y víveres. Acceso a los mercados, redes sociales e instituciones son clave pero son seriamente afectados. Además hay sectores vulnerables de la población que con la pandemia no tienen los ingresos para conseguir los alimentos sanos necesarios para sus familias.
Huertos autosustentables son una respuesta a la posible escasez de alimentos frescos y nutritivos por la pandemia Covid-19. Esta situación se agudiza aún más en las comunidades rurales amazónicas que por su aislamiento geográfico y bajos ingresos deben subsistir sin el abastecimiento regular de víveres y productos de primera necesidad de otras partes. Como consequencia, la producción local de alimentos nutritivos en tiempos de pandemia es elemental.
La pandemia Covid-19 afecta también a la salud mental en niños, niñas y adolescentes. Los impactos que la cuarentena y el confinamiento podrían tener en la salud mental de la infancia son, entre otros, la ruptura de rutina, angustia, el temor a quedar contagiado y el estrés ante problemas socioeconómicos familiares. Ante esta situación, el huerto ofrece una alternativa. Estar fuera y trabajar en la naturaleza del huerto combate el estrés, estimula el cerebro y refuerza el sistema inmunológica contra el coronavirus y otras enfermedades. Los niños también se benefician de las actividades estructuradas que ofrecen el huerto.
Es bastante probable que el virus quedará con nosotros por mucho tiempo más y al retorno de clases y actividades presenciales podría ser importante tener diferentes esquemas con actividades presenciales y no presenciales. El huerto escolar con pequeños grupos de alumnos es una actividad que cuadra bien en estos esquemas, también para muchos años más.
2. Elaborar un Plan de Emergencia Remedial
Para un plan de emergencia remedial que afronta la crisis es importante definir una estrategia con objetivos y el alcance que se pretende lograr durante la pandemia Covid-19. En preparar el plan, en lo posible junto con toda la comunidad educativa,se debe tomar en cuenta la situación específica en cada país, región y comunidad escolar. Elemental es continuar con la enseñanza-aprendizaje desde las prácticas y labores de manejo del huerto con la activa participación de los alumnos. Este parte de la experiencia que el huerto es un instrumento educativo valioso para el aprendizaje de materias curriculares y para crear conocimientos y conciencia sobre la naturaleza y la conservación del medio ambiente amazónico. Tres sugerencias:
- Recuperar y adoptar el huerto escolar por los padres de familia o la comunidad. Recuperar los trabajos ya realizados en los huertos cerrados por el cierre de las escuelas y realizar el manejo del huerto por los padres de familia o la comunidad junto con los alumnos en forma controlada. Establecer huertos escolares nuevos con la activa participación de los padres de familia y las unidades educativas.
- Establecer huertos familiares educativos en que trabajan los padres de familia con sus niños de edad escolar. En el huerto familiar los alumnos pueden trabajar lecciones de diferentes materias curriculares y, a la vez, llevar a la práctica las experiencias obtenidas en el huerto escolar.
- Fomentar el desarrollo de huertos comunitarios educativos en que trabajan todas las familias de la comunidad escolar. Estos huertos pueden producir cosechas solidarias para la comunidad o para los más necesitados.
A continuación algunas sugerencias para un plan remedial en base al huerto como alternativa educativa y productiva valiosa en que los alumnos aprendan distintas materias, a la vez que se les instruye sobre una buena alimentación por medio de una dieta balanceada de hortalizas frescas.
El Manual Huertos Escolares en la Amazonía presenta información práctica sobre las diferentes técnicas para manejar huertos escolares en la Amazonía. Está basada en varios años de experiencia obtenida en la región amazónica. La información es valiosa también para establecer huertos familiares, comunitarios y otras opciones. El manual pone énfasis sobre la producción ecológica de hortalizas, frutas, plantas aromáticas y medicinales nativos de la Amazonía que en general son fáciles de cultivar con insumos (semilla, plantines y materiales) disponibles localmente.
La parte D del manual presenta ideas y ejemplos como utilizar el huerto como herramienta didáctica para el aprendizaje de materias curriculares en forma práctica y para su uso fuera del aula. Para la preparación de este material a usar por los niños en el huerto familiar o comunitario, los padres de familia no necesariamente necesitan el apoyo de algún docente; sólo con un poco de creatividad e imaginización las posibilidades de hacer material educativo simple son realmente grandes.
Elemental para cualquier plan de emergencia remedial es observar las medidas y protocoles de bioseguridad dictadas por las autoridades para garantizar la protección de la salud de los alumnos y de todos a trabajar en el huerto. Tomar las debidas precauciones higiénicas y de distanciamiento social para evitar la propagación del Covid-19: lavado de manos con agua y jabon, guardar las distancias recomendadas y usar mascarillas donde necesario.
3. Recuperar y mantener vivo el huerto escolar cerrado por la pandemia e impulsar el establecimiento de huertos nuevos donde sea posible
Los beneficios educativos de huertos escolares, por pequeño que sean, sumados al hecho de que se encuentran al aire libre los convierten en herramientas pedagógicas idóneas en las circunstancias sanitarias que atravesamos por la pandemia. También los espacios pequeños con plantas en macetas tienen valor pedagógico. Será importante recuperar y mantener los huertos cerrados por la pandemia para tenerlos en condiciones para el momento que sea posible el retorno a las clases presenciales. Más aún y siempre dentro de las posibilidades que ofrecen las medidas sanitarias vigentes, establecer huertos escolares nuevos es una buena opción, sobre todo donde hay suficiente espacio como es el caso en muchas partes de la Amazonía.
En el plan de emergencia remedial se puede trabajar los huertos escolares con los padres de familia y crear pequeños grupos de trabajo con los alumnos, madres, padres, promotores y voluntarios de la comunidad educativa (incl los docentes) según la reglamentación de bioseguridad vigente. Para cada grupo se debe establecer un cronograma de actividades y días específicos para las labores en el huerto de manera rotativa para que todos puedan ser incluidos. Programando las labores en una forma escalonada y con un calendario de rotación se evita aglomeraciones en el huerto.
Con o sin el apoyo de los docentes u otros de la comunidad escolar los padres e famlia pueden preparar material educativo sencillo que los alumnos pueden utilizar en el huerto. Importante es material para el aprendizaje de materias curriculares en forma práctica y activa como las matemáticas, biología, planimetría y ciencias naturales.
4. Huertos familiares como una actividad educativa-productiva
El huerto familiar integra toda la familia desde el más chico hasta el más grande en una actividad productiva como una alternativa de apoyo a las familias en tiempos de pandemia. Al mismo tiempo se puede aprovechar el huerto familiar como una herramienta educativa para que los niños aprendan distintas materias fuera del aula, a la vez que se les instruye sobre una buena alimentación y como producir hortalizas saludables para una dieta balanceada y nutritiva.
El huerto familiar no solo facilita el acceso a alimentos sanos y nutritivos que pueden escasear en los tiempos de pandemia. Con el objetivo de aportar al conocimiento educativo-práctico de los niños, el huerto familiar como espacio productivo puede despertar en cada alumno el interés de llevarlo a la práctica en cada hogar de como el huerto ayuda a mejorar y enriquecer sus hábitos alimenticias. En algunos casos al generar excedentes, estos pueden ser donados a familias y gente necesitadas o ser comercializados a nivel local.
Existen muchos diferentes huertos familiares dependiendo del interés y necesidad de cada fa-milia y la disponibilidad de un terreno. En la Amazonía las opciones son múltiples para producir hortalizas de hoja y de fruto, frutales, legumbres, plantas aromáticas y medicinales que son nativas de la región. Para familias con poco espacio se puede establecer un huerto familliar sólo con macetas y producir plantas aromáticas y medicinales. Por pequeño que sea, trabajar en un huerto con plantas en una forma responsable ayuda a los niños ¨aprender haciendo¨ y retomar su ritmo diario perdido por el cierre de la escuela.
5. Huertos Comunitarios Productivos Educativos
El huerto comunitario es un huerto para cultivar hortalizas y frutas por y para la comunidad, por lo general en forma autosuficiente. En los tiempos de pandemia, huertos comunitarios son una respuesta a la posible escasez de alimentos por la pandemia y pueden producir cosechas solidarias de alimentos para la comunidad y/o para las familias más necesitadas. Entre los beneficios de los huertos comunitarios destacamos también la promoción de un mejor ambiente social en la comunidad y el desarrollo de una identidad comunal.
Huertos comunitarios podrán tener una funcción educativa para el aprendizaje de los niños de edad escolar de las familias de la comunidad que participan en el proyecto del huerto. Es un instrumento educativo que presenta muchas opciones para enseñar materias curriculares con una relación fuerte con las matemáticas, la planimetría, biología y el medio ambiente. Con el apoyo de los padres de familia, docentes de la escuela de la comunidad y voluntarios de la comunidad, será fácil preparar material educativo simple que los niños de edad escolar de la comunidad puede utilizar en el huerto comunitario en el aprendizaje práctica de estas materias. En el huerto, los niños aprenden también sobre responsabilidad, sustentabilidad y valorar el esfuerzo del trabajo comunal más aún en tiempos de pandemia.
Huertos comunitarios educativos son proyectos socio-comunitarios productivos con participación activa de los alumnos, docentes y la comunidad escolar. Estos proyectos son promovidos por varios países de la región Amazónica. Integran conocimientos y experiencias de los padres de familia y mejoran el consumo nutricional adecuado simultaneamente con el nivel de aprendizaje y educación práctica de los alumnos.
Huertos comunitarios funcionan generalmente gracias a convenios con autoridades locales o regionales, organizaciones no gubernamentales (ONGs) que aporten con insumos básicos como semillas, materiales y herramientas, pequeños fondos de operación y a veces también con asistencia técnica. Por su rol educativo, también los Ministerios de Educación suelen facilitar estos huertos. Con el apoyo sería conveniente incluir asistencia técnica, capacitación inicial y promoción de cultivo de especies propias de la Amazonía, plantas medicinales y frutales amazónicos. Sería conveniente continuar con este apoyo también después de la pandemia y destinar la cosecha a comedores escolares de la comunidad. Con huertos comunitarios también pueden salir propuestas para ferias al aire libre o pequeños negocios para la comercialización de hortalizas y frutas amazónicas o la venta de plantines.
Huertos comunitarios generalmente son más grandes que huertos escolares y familiares, dependiendo del número de familias participantes, la dispo- nibilidad de mano de obra voluntaria y el área disponible y apto para establecer un huerto. La superficie destinada a la producción de la cosecha puede variar de 200m2 en una comunidad pequeña hasta un hectárea o más en comunidades más grandes. La superficie más grande permite sembrar cultivos a una escala mayor como arroz y frejoles o cultivos que por su tamaño no son muy aptos para huertos escolares y familiares pequeños como banana, plátano y árboles frutales.
Reflexión
“Una de las principales lecciones extraídas durante la pandemia Covid-19 tiene que ver con la importancia de implicar a los padres y a las comunidades en el proceso de aprendizaje de los alumnos. Para eso, hay que ayudar a los padres a creer en sus propias capacidades y reconocer el valor que tiene su aporte en la educación de sus hijos” (Unesco, 2020).